Autismo y Discapacidad Intelectual

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Comprendiendo la comorbilidad: autismo y discapacidad intelectual

Al hablar de discapacidad intelectual existe mucha confusión. De hecho, todavía hay muchas personas que no terminan de tener claro qué es, a quienes afecta o si es lo mismo autismo y discapacidad intelectual. Como expertos en la material, ofrecemos una variedad de servicios diseñados para apoyar el crecimiento y desarrollo integral de los niños, sean cuales sean sus necesidades.

Y como somos conscientes de que todavía existen muchas dudas al respecto, a través de nuestro blog intentamos resolverlas poco a poco. Por ejemplo, hace una semana hablamos sobre un trastorno del desarrollo muy común en el artículo ‘¿Cómo saber si tengo dislexia?’. Y hoy queremos hacer lo propio hablando sobre la comorbilidad con la discapacidad intelectual y el autismo como protagonistas.

¿Qué es la comorbilidad?

Posiblemente sí que hayas escuchado hablar de autismo y discapacidad intelectual en alguna ocasión. Sin embargo, lo más probable es que el término comorbilidad ni si quiera te suene. Se trata de un término médico acuñado por A. R. Fenstein en el año 1970 que se refiere a dos conceptos clave:

  • La presencia de uno o más transtornos además de la enfermedad o trastorno primario.
  • Los efectos de dichos trastornos o enfermedades adicionales.

Dicho de otra forma, cuando hablamos de comorbilidad hacemos referencia a cada una de las condiciones adicionales de la persona afectada, pudiendo ser estas un trastorno de la conducta o mental.

Autismo y discapacidad intelectual

Aclarado qué es la comorbilidad, desde Centro Crea Úbeda vamos a profundizar sobre autismo y discapacidad intelectual. ¿Son dos cosas que suelen ir de la mano o no tienen por qué aparecer juntas? Lo cierto es que hace algunas décadas, allá por los años 80, se pensaba que la mayoría de niños autistas tenían discapacidad intelectual o retrasos en el desarrollo. Pero con el paso de los años, gracias a los avances de diagnóstico, la cifra de pacientes con autismo que también padecen discapacidad intelectual se sitúa en torno al 30%.

El principal motivo por el que se pensaba que las personas con autismo padecían discapacidad intelectual guardaba relación con el hecho de que muchas de las pruebas para medir la inteligencia no estaban adaptadas a estas personas. Además, durante los últimos años se ha evolucionado mucho en el campo educativo para los niños diagnosticados con autismo. De este modo, aunque la línea que separa discapacidad intelectual de autismo es borrosa, el hecho de padecer este trastorno no necesariamente implica que exista dicha dispacacidad.

El grado de discapacidad

Un aspecto importante llegados a este punto tiene que ver con el término “discapacidad”. Entendiendo la discapacidad como el trámite que reconoce de manera oficial un grado de discapacidad, lo cierto es que no todas las personas autistas son consideradas como personas con discapacidad. De hecho, hay personas autistas que no tienen grado de discapacidad reconocido y para las que el autismo no va a generar dificultades en su vida.

En este sentido, lo fundamental, sobre todo en el caso de los niños, es preguntarse qué se va a hacer con esa situación, ya se trate de autismo, discapacidad intelectual o ambas. Porque la discapacidad no es lo que nos define, sino que lo que lo hace es cómo te enfrentas a los desafíos que la discapacidad te presenta.

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